Tuesday, July 5, 2011

Tocala de nuevo, Joey.

Hay temas que uno toma como referencia para determinados estados de ánimo. Mis ánimos laborales, generalmente, oscilan entre tres. Un clásico es The job that ate my brain, un son ramonero de poca monta, de disco menospreciado. El título lo dice todo, así que nunca le presté atención a la letra, que en realidad habla de viajes largos a un trabajo gris, que a fin de cuentas cumple, como el mío, en comerte la cabeza.
Hoy es uno de esos días donde reconozco que no tengo un trabajo gris. Y eso que fue un día más que pasó sin pena ni gloria. Está bien, no fue uno de esos días en los que salgo a la calle tarde, muy tarde, y camino y camino más allá de la parada de colectivo al borde del llanto o ya en lágrimas.
No, por suerte no fue uno de esos.
Pero volviendo a las frases que en mi cerebro son célebres, hay otro tema ramonero, con un poco más de monta y algo más de hit: Ignorance is bliss. La ignorancia es felicidad, sí señor. Pero quién quiere ser un ignorante?
Hay ignorantes muy felices, por otro lado. Viven en su mundo paralelo, por imbéciles, por inútiles, y por inútiles, la sacan barata. Hacen lo que pueden, porque no pueden hacer otra cosa. No pueden? En el fondo pienso que nadie es tan idiota, que en realidad son genios, capos, ídolos que ya se avivaron. Siempre fueron vivos. Y obviamente me ganaron de mano.
El tercer gran tema es el esperanzador, el que te arenga a mandar todo a la mierda y salir del laberinto de ratas. Slave to the Wage, un himno de Placebo -acá Joey (Johnny & co) no tiene nada que ver- que incita a "huir de todo tu aburrimiento, de todo tu bastardeo", traducido a grosso modo. Es el "Yes, we can" de Barack Obama, el "Siganme, que no los voy a defraudar". Y todos sabemos cómo terminó eso.